6 partidos seguidos sin ganar, que
viene ser cerca de un mes y medio de competición en el que los de Gelsenkirchen
no han catado victoria. Y eliminados en octavos de final de la Pokal ante el
Mainz en el Veltins Arena conforman un final de año bastante movido para los
mineros.
Y semejante dinámica
autodestructiva ya ha tenido una primera víctima, Huub Stevens, que fue
destituido tras la derrota el pasado sábado en casa ante el sorprendenteFriburgo por 1-3.
Justa o injusta la decisión, quien
les habla nunca ha creído en los cambios de entrenador en mitad de una
temporada como una solución a los males de un equipo, el Schalke necesitaba un
cambio de rumbo, o de mentalidad, o de ambas cosas.
Las claves de este mal final se
puede resumir en, por una parte, el mal momento de juego que ha vivido
Huntelaar y la poca productividad goleadora del holandés, o las dudas en torno
a la portería minera con la inclusión en los últimos encuentros del veterano
Hildebrand en el lugar de Unnerstall (portero que fue titular el año pasado y
el primer tramo de esta temporada) son dos de los principales motivos del mal
final de año.
¿Pero cómo un equipo que fue capaz de ganar en Dortmund puede ahora mismo irse de vacaciones con tan amargo sabor?
La falta de verdadera solidez
defensiva, arrastrada desde los tiempos de Magath y en el que Stevens
posteriormente y Rangnick antes trabajaron para arreglarlo, y en parte consiguiéndolo,
pero sin ser nunca el ejemplo claro de fiabilidad en la zona de atrás.
Papadopoulos y sus problemas
físicos, las dudas y la irregularidad de Matip, las escasas virtudes en tareas
netamente defensivas de Uchida y Fuchs en los laterales contribuyen a mantener
esta sensación. Añadido a un medio campo que no tiene capacidad para mantener
ataques en fase ofensiva prolongada de calidad, o lo que es lo mismo, que si no
es en contraataque le cuesta generar ocasiones claras de gol.
Y a un equipo grande, que fue
primero de grupo en la Champions, debería tener un mejor dominio del ataque
posicional y no ser siempre un equipo reactivo que viva del contragolpe.
Son defectos que han mantenido a
los de Gelsenkirchen en una dinámica negativa, pero como todo en esta vida
tarde o temprano va a cambiar, y tras unas vacaciones de navidad que van a
servir para resetear el ánimo quizá
se encuentren con una probable renovación de Huntelaar, que termina contrato el
30 de junio de 2013.
Tiempo hay para volver a estar en
la zona alta de la Bundesliga, y tiempo queda para estar en buen estado de cara
a la eliminatoria de octavos de la Champions.
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