Solo ha estado dos partidos en el
banquillo del Chelsea Rafa Benítez, su trayectoria merece el más absoluto de
los respetos de quien escribe y de quien se considere aficionado al fútbol.
Ganar una liga española, absolutamente diferenciada entre los dos gigantes y el
resto, tiene mérito. Conseguirlo dos veces es directamente heroico. Y conseguir
la Champions League con ese Liverpool en 2005, extraordinario e insuperable.
Pero ahora es 2012, finales de
2012, y a punto de comenzar el 2013 y todo aquello que le encumbró ahora no le
sirve, parece, a Benítez.
Repudiado por gran parte de su
afición tras su glorioso paso por el Liverpool y la gran rivalidad que
fraguaron ambos conjuntos con Mourinho en el banquillo blue y Rafa en el red,
Benítez ha comenzando con mal pie su paso con el Chelsea. Dos empates a nada en
Stamford Bridge, ningún gol marcado y la sensación que, a pesar del cambio de
entrenador, nada fue a mejor.
El Chelsea hizo una gran inversión
en fichajes el pasado verano, el talento de Hazard y Oscar, sumado a Mata, en
la línea de ¾ de campo prometía mucho. El futuro pasa/ba por ahí, pero en la
base de la jugada siguen Obi Mikel y Ramires. Futbolistas incapacitados para
labores de generación de juego. Laguna que perjudica gravemente una línea de
mediapuntas especialmente talentosa.
Di Matteo se la jugó al talento de
sus fichajes y a Mata, y a esperar que estos reactivasen, y resucitasen, a
Torres. En parte el técnico italiano enía su razón en apostar a eso, sin
talento atrás y con talento arriba esperar a que ellos generen fútbol y den
vida a toda la estructura es seguramente lo más razonable.
Pero ni Abramovich
creyó en él ni el equipo dio muestras de fluidez y conjunción. Y ante las
carencias del equipo Benítez para generar solidez y esperar que Mata, Oscar y
Hazard generen todo. Probablemente salga algo, pero quizá no. Y sin Champions,
parece medio eliminado el Chelsea, Benítez tiene un duro panorama enfrente para
volver a ser de la más absoluta élite de entrenadores. Técnicos que no aceptan
contratos de menos de un año sin garantía de continuidad.
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